Salud: ¿qué Es Una Enfermedad Autoinmune?
Las enfermedades autoinmunes afectan a entre el 5 y el 8% de la población mundial. Aunque son enfermedades raras, el número de casos está aumentando en los países industrializados. Aquí podrá saber qué es una enfermedad autoinmune y cómo se trata.
Una amplia gama de enfermedades
Afecciones tan diversas como el lupus, la diabetes tipo 1, la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple o la tiroiditis de Hashimoto son todas ellas enfermedades autoinmunes.
La lista de estas enfermedades es larga ya que hay casi 100. La enfermedad de Crohn y la esclerodermia también se encuentran entre ellas.
Con una prevalencia inferior a 1 por cada 2000 habitantes, la mayoría de estas enfermedades se clasifican como raras.
Y sin embargo, representan globalmente la tercera causa de morbilidad en Francia, por detrás del cáncer y las enfermedades cardiovasculares.
Una rebelión del sistema inmunitario contra su propio cuerpo
Lo que tienen en común todas estas afecciones es que son la consecuencia de una rebelión del sistema inmunitario del paciente contra su propio cuerpo.
En una persona sana, el sistema inmunitario defiende al organismo contra las agresiones externas, como las bacterias o los virus, al tiempo que tolera sus propios componentes.
Una enfermedad autoinmune se produce cuando esta tolerancia se rompe y el sistema inmunitario ataca a los propios componentes del organismo.
Imaginariamente, si comparamos el cuerpo con un país, podemos decir que una enfermedad autoinmune es una guerra civil o revolución dentro del cuerpo.
Enfermedades que afectan a uno o más órganos
Existen dos tipos de enfermedades autoinmunes:
- enfermedades específicas de un órgano en las que el sistema inmunitario ataca las células de un órgano concreto
- las enfermedades sistémicas en las que se ven afectados varios tejidos u órganos simultáneamente.
Por ejemplo, algunas enfermedades específicas de órganos atacan a las glándulas endocrinas, como el páncreas en el caso de la diabetes de tipo 1 y la tiroides en el caso de la tiroiditis de Hashimoto.
En cambio, el lupus es una enfermedad autoinmune sistémica, ya que puede afectar a la piel, las articulaciones, el corazón y los riñones.
Causas genéticas y ambientales
Con algunas excepciones, como la diabetes de tipo 1, las mujeres son las que se ven afectadas de forma abrumadora por las enfermedades autoinmunes, aunque no está claro el motivo.
Las causas de estas enfermedades son múltiples y no están todas claramente identificadas. Los médicos se inclinan por la vía genética, pero también por la ambiental.
Por un lado, ciertas características genéticas del sistema inmunitario conducirían a un mayor o menor riesgo de desarrollar un día una enfermedad autoinmune.
Por otra parte, la incidencia de estas enfermedades está aumentando en los países occidentales.
Para explicar este fenómeno, los médicos plantean varias hipótesis: el exceso de higiene, pero también la exposición a sustancias químicas como los disruptores endocrinos y los pesticidas, el uso de medicamentos y el estrés crónico.
Todos estos factores llevarían a la alteración de la pared intestinal y su hiperpermeabilidad. Esta hiperporosidad intestinal favorecería el paso desde los intestinos de muchas toxinas al torrente sanguíneo y provocaría un sistema inmunitario desbocado.
Un diagnóstico difícil
Las enfermedades autoinmunes son enfermedades crónicas con múltiples y variados síntomas.
Por lo tanto, pueden ser difíciles de detectar. Su diagnóstico se basa siempre en un conjunto de indicios concordantes.
Antes de poder diagnosticar una enfermedad autoinmune específica, suelen ser necesarias pruebas clínicas y biológicas para identificar anomalías sanguíneas y anticuerpos específicos.
Un síntoma común a la mayoría de estas enfermedades es la fatiga crónica (fatiga de la que es difícil librarse y que perjudica la calidad de vida).
Enfermedades que se desarrollan en brotes
Las enfermedades autoinmunes se dan generalmente en adultos jóvenes, entre los 20 y los 30 años.
Evolucionan en recaídas, caracterizadas por la aparición de nuevos síntomas e intercaladas con fases de remisión.
Estos brotes pueden producirse con mayor o menor regularidad, a veces debido a factores desencadenantes bien identificados, como la exposición al sol que reaviva el lupus.
Tratamiento a largo plazo
En el caso de las enfermedades orgánicas específicas que afectan al tiroides o al páncreas, la glándula endocrina en cuestión ya está destruida en el momento del diagnóstico.
En el caso de la diabetes de tipo 1, se utiliza la insulina para tratar la diabetes de tipo 1 y en el caso de la tiroiditis de Hashimoto, se utilizan hormonas tiroideas.
Algunos pacientes con enfermedades autoinmunes sistémicas tienen la suerte de poder reducir o incluso suspender su tratamiento entre brotes. Pero en la mayoría de los casos, los corticoides se administran a largo plazo para aliviar el dolor, reducir la inflamación y evitar las secuelas.
Gracias a los corticoesteroides, que son fármacos antiinflamatorios de acción rápida, el tratamiento de los enfermos de lupus, por ejemplo, ha mejorado mucho desde la década de 1960.
Además, para limitar el uso de la cortisona, los médicos recetan ahora inmunosupresores. Se trata de fármacos que también se utilizan en cancerología, pero que se administran en dosis más bajas cuando se trata de una enfermedad autoinmune.
En el futuro, podemos imaginar que los tratamientos serán personalizados gracias a las terapias dirigidas, capaces de inhibir funciones muy precisas del sistema inmunitario.
Los investigadores siguen trabajando para comprender mejor los mecanismos de las enfermedades autoinmunes y adaptar mejor los tratamientos a cada paciente.
Hoy en día, curar una enfermedad autoinmune sigue siendo una utopía en la mayoría de los casos. Sin embargo, es posible vivir con ella adoptando un estilo de vida saludable.
Los médicos recomiendan una actividad física regular para combatir la fatiga y una dieta rica en fibra, antioxidantes y pescados grasos para equilibrar la microbiota intestinal y reducir la hiperporosidad del intestino.