5 Trucos Para Dejar De Quejarse
Si tienes la reputación de ser una quejica o un viejo gruñón, convéncete de que no hay humo sin fuego... Antes de que tu mal carácter haga huir a tus cercanos, puedes corregir el rumbo y tomar la buena resolución de quejarte menos. Aquí tienes 5 trucos para probar y dejar de quejarte.
Tomar conciencia del problema.
Incluso cuando uno tiene la reputación de gruñón, generalmente subestimamos la cantidad de veces que nos quejamos durante el día. Según Christine Lewicki, autora del libro J'arrête de râler, nos quejamos en promedio 15 a 30 veces al día ¡y a veces más!
Esta entrenadora en desarrollo personal, que es ella misma una ex quejumbrosa, ha desarrollado un método de 21 días para dejar de quejarse y un sitio web sobre el tema (ver el enlace a continuación).
El primer consejo que da es llevar una pulsera y cambiarla de muñeca cada vez que nos sorprendamos gruñendo. Al probar el método de la pulsera, podrás evaluar cuánto te quejas y comprenderás mejor por qué tu entorno critica tu mal carácter.
Identificar sus automatismos.
Cuando se adquiere la costumbre de quejarse por todo y por nada, se termina diciendo "Estoy harto" y "Estoy hasta la coronilla" al comienzo de cada frase, sin siquiera darse cuenta.
El segundo truco para dejar de quejarse consiste en escucharse hablar. Prestando atención a las palabras y suspiros que salen de su boca, podrán identificar sus automatismos.
Cada persona tiene su propia manera de gruñir y sus expresiones favoritas para expresar su descontento. Detectar estos automatismos permite encontrar una alternativa, es decir, otra forma de actuar.
Por supuesto, deshacerse de sus reflejos negativos no ocurre de un día para otro. Pero, si toma la firme decisión de cambiar y está motivado, acabará pensándolo dos veces antes de quejarse.
3- Detener las exageraciones.
Los quejumbrosos encuentran cierto placer en quejarse y parecen aprovechar cualquier oportunidad para hacerlo. Expresan su descontento alto y claro, incluso cuando la situación no justifica una reacción tan exagerada.
Si tienes la costumbre de decir que "siempre" eliges la fila equivocada en la caja del supermercado o en la gasolinera y que tus hijos o nietos son "los más malcriados" que conoces, probablemente estás exagerando un poco...
Otro truco para dejar de quejarte es poner las cosas en perspectiva y no enfadarte por nimiedades. Al tomar distancia de los eventos que te molestan, aprenderás a ponerlos en su lugar adecuado. Si lo logras, serás mucho más zen ya que no harás una montaña de todo.
4- Reprogramar su cerebro.
Aunque en algunos casos es legítimo quejarse, los quejicas crónicos tienden a repetir constantemente que nada está bien. Se molestan por todo, incluso por razones triviales, lo que obviamente tiene un impacto negativo en su cerebro y su estado de ánimo.
Otro truco para dejar de quejarse es contrarrestar esta tendencia y aplicar los principios del pensamiento positivo. El pensamiento positivo es una actitud mental que consiste en concentrarse en el lado bueno de las cosas.
No es necesario ser un gran optimista desde el principio para probar este método. Para ser más positivo, lo esencial es practicar a diario:
• disfrutar del momento presente cuando es placentero.
• no anticipar los problemas y las molestias de la vida.
• no preocuparse por adelantado por lo que podría suceder.
• alegrarse de las pequeñas felicidades que la vida nos ofrece (por ejemplo, puedes anotarlas cada noche en un cuaderno o expresar en voz alta tu satisfacción).
• decir gracias y, en general, mostrar gratitud por lo que se tiene.
5- Dialogar en lugar de gruñir.
Cuando una situación es desagradable, resulta fácil empezar a quejarse. Pero, en realidad, no es el método más eficaz para resolver la situación. A menudo es más útil dialogar para encontrar una solución y calmar el ambiente en casa o en el trabajo.
El último truco para dejar de quejarse consiste en discutir en lugar de gruñir solo en tu rincón. Sea cual sea el problema que te molesta, busca al interlocutor adecuado para tener una discusión constructiva.
Cuidado: ¡no tiene sentido involucrar a personas que no pueden hacer nada al respecto! Dirígete directamente a la persona implicada (tu pareja, tus hijos o tu jefe) para encontrar un punto de acuerdo. No solo el diálogo es más eficaz que las quejas, sino que también permite establecer relaciones tranquilas y enriquecedoras con quienes te rodean.