Cristo Redentor: El Símbolo De Río De Janeiro
La estatua del Cristo Redentor, situada a 710 metros de altura en el monte Corcovado, domina la ciudad de Río de Janeiro en Brasil. Este emblemático monumento es la única de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo que se construyó en el siglo XX.
Un Cristo monumental
Con la cabeza en las nubes, la Estatua del Cristo Redentor extiende sus brazos en cruz en un gesto de bienvenida o bendición a todos los visitantes que pasan por Río de Janeiro.
Esta estatua monumental se encuentra en el monte Corcovado ("El jorobado"), una de las colinas que rodean la Ciudad Maravillosa. Situado a 710 metros sobre el nivel del mar, se ha convertido en uno de los símbolos más famosos de Río y de Brasil, junto con el Pan de Azúcar, la Playa de Copacabana y el Carnaval de Río.
Sus dimensiones hacen que esta estatua sea una de las más grandes de su clase: tiene 38 metros de altura, 28 metros de luz y pesa 1.145 toneladas. Cada una de sus agujas mide 3,20 metros. Su estructura es de metal y hormigón y su revestimiento es de esteatita.
Un proyecto faraónico
La estatua del Cristo Redentor se erigió para celebrar el bicentenario de la independencia de Brasil, tras un concurso convocado en 1921 por la Iglesia.
En 1923, el proyecto del ingeniero brasileño Heitor da Silva Costa fue finalmente seleccionado. Éste confió la realización del proyecto al escultor francés Paul Landowski. Fue el artista francés quien diseñó y luego dio forma a las manos y al rostro de Cristo en su taller de Boulogne-Billancourt, antes de enviarlas, por piezas, a Río.
La construcción de este Cristo monumental requirió cinco años de trabajo: se inició en 1926 y se terminó en 1931. La estatua fue inaugurada el 12 de octubre de 1931 en presencia del presidente Getulio Vargas.
Una atracción turística imprescindible
¿Cómo puede imaginarse Río sin el Cristo del Corcovado? Este lugar accesible en tren es el sitio turístico más visitado de la ciudad.
La estatua del Cristo Redentor, clasificada como monumento histórico desde 1973, fue incluso elegida en 2007 como una de las nuevas siete maravillas del mundo.
Aunque se celebran bautizos y bodas en la capilla situada bajo la estatua, el lugar es ahora más un símbolo turístico que religioso. En un día claro, la vista sobre la bahía de Río de Janeiro es impresionante: un espectáculo que no se pueden perder los turistas de todo el mundo.