Ciudad medieval apreciada por los turistas durante todo el año por su belleza y sus Canteras de luces, Les Baux-de-Provence tienen una magia muy especial durante las festividades de fin de año. Les proponemos descubrir los lugares y tradiciones que hacen de esta comuna un destino imprescindible para Navidad.
El Museo de los santones.
Visitar Les Baux-de-Provence durante las fiestas de fin de año permite sumergirse en las tradiciones navideñas en Provenza, como la de los santones, por ejemplo. Esta comuna de las Alpilles alberga un Museo de Santones donde podrás admirar piezas únicas.
Las colecciones del museo se componen de figuritas napolitanas de los siglos XVII y XVIII, así como de santones de iglesia del siglo XIX creados por el convento de las carmelitas de Aviñón. El museo también posee creaciones de santonniers famosos y pone en escena estos diferentes personajes para ilustrar las tradiciones locales.
Los visitantes pueden así descubrir la vida cotidiana de una familia en el siglo XIX y un belén provenzal tradicional. La ceremonia de la ofrenda de los pastores, llamada Pastrage, también está representada en un decorado que figura Les Baux-de-Provence. Una gran tela que representa la misa de medianoche en el pueblo viene a completar las colecciones de santones.
La Capilla de los Penitentes Blancos.
Otro lugar donde las tradiciones de Navidad en Provenza están bien representadas es la Capilla de los Penitentes Blancos. Esta capilla ubicada en la plaza de la iglesia domina el Valle de la Fuente.
Detrás de su fachada modesta se esconde un tesoro por descubrir: un fresco que representa la Navidad de los pastores en la tradición provenzal. Este fresco de colores brillantes fue realizado por el artista Yves Brayer en 1974, a petición del ministro de asuntos culturales Maurice Druon y del alcalde de la época, Raymond Thuilier.
Es en esta misma capilla donde los pastores de Baux-de-Provence organizan cada año un belén viviente.
La misa de medianoche en la iglesia de San Vicente.
Justo frente a la Capilla de los Penitentes, la iglesia de San Vicente presenta una arquitectura realmente notable ya que es en parte troglodítica. Sus dos naves excavadas en la roca datan del siglo XII.
Los vitrales que fueron donados por el príncipe Rainiero de Mónaco en 1962 llevan la estrella de Belén que es el símbolo de la comunidad. Pero sobre todo, es en esta hermosa iglesia románica donde se celebra cada año la misa de medianoche y la ceremonia del pastrage, es decir, la presentación de un cordero por los pastores.
En varios pueblos de Provenza, el Pastrage forma parte del alma de la Navidad y Les Baux-de-Provence no son la excepción. En la misa de Navidad, los pastores van a la iglesia en procesión, acompañados de tamborileros y aldeanos en traje tradicional para celebrar el nacimiento del Niño Jesús.
El Bayle, que es el maestro pastor, ofrece el cordero recién nacido de su rebaño al Niño Jesús. La tradición provenzal dicta que este cordero sea colocado en una carreta adornada con verdor y cintas. Durante la procesión hasta la iglesia, la carreta es tirada por un flouca, es decir, un carnero que lidera el rebaño.
La ceremonia de la Aubade.
La ceremonia del Aubade es otra tradición que ha sido perpetuada por los pastores del Valle de Baux desde el siglo XVI. Como su nombre indica, esta tradición local consiste en dar una aubada la víspera de Navidad.
Cada año, el 24 de diciembre, los pastores de los Alpilles y de la Crau desfilan con sus animales por las calles de Baux-de-Provence al son del tamboril y del galoubet, la flauta de pico típica de Provenza. Cantan: "Hemos bajado, los pastores de la montaña, para anunciar que se acerca Navidad".
Además de la aubada y del desfile de los pastores, las mujeres de Arlés bailan la farándula. Esta tradición querida por el corazón de los Baussencs hace de su pueblo uno de los destinos más bellos para celebrar una Navidad en Provenza.