Ya es oficial desde el martes 27 de julio de 2021: la 44ª sesión del Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO ha inscrito a la ciudad de Niza en su lista de "Ciudad de vacaciones de invierno de la Costa Azul". Explicamos lo que supondrá este reconocimiento mundial para la ciudad.
Reconocimiento internacional
La inscripción de la ciudad de Niza en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO como "ciudad invernal de la Costa Azul" es un enorme reconocimiento al patrimonio arquitectónico, paisajístico y urbano de la capital de la Costa Azul.
El alcalde de Niza, Christian Estrosi, calificó la decisión de la UNESCO de "acontecimiento histórico, único en nuestra historia por su dimensión e impacto".
Niza, nuestra ciudad que tanto amamos, es catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la @UNESCO. Se convierte, para todo el planeta, en una de las ciudades de referencia del patrimonio mundial. Se trata de un acontecimiento histórico, único en nuestra historia por su magnitud e impacto. pic.twitter.com/e2eRdaliJL- Christian Estrosi (@cestrosi) 27 de julio de 2021
Esta clasificación pone de manifiesto que, además de su excepcional ubicación entre el mar y la montaña, la ciudad tal y como la conocemos hoy en día ha sido formada por 200 años de historia cosmopolita a partir de finales del siglo XVIII.
Fue entonces cuando comenzó a desarrollarse una actividad de estación invernal, favorecida por el suave Clima invernal y los pintorescos paisajes de la Costa Azul.
Un patrimonio único en el mundo
La inclusión de la ciudad de Niza en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO es la culminación de más de 10 años de solicitud.
Al principio de la aventura, sólo el famoso Promenade des Anglais estaba afectado por esta solicitud a la UNESCO. Pero hoy en día, es todo un patrimonio arquitectónico y paisajístico el que destaca esta inscripción.
Hay que decir que, a partir del siglo XIX, Niza se convirtió en una capital de invierno para los ricos ociosos. Parques y paseos adornados con palmeras y naranjos, como el emblemático Promenade des Anglais, se dispusieron para que estos visitantes pudieran disfrutar del aire libre.
Primera estación de la Costa Azul, la ciudad acogió desde finales del siglo XIX a unos 150.000 residentes cada invierno. Estos visitantes venían del Reino Unido, Rusia, Alemania y Austria-Hungría, y luego de toda Europa y América.
El resultado de estas múltiples influencias internacionales fue un magnífico patrimonio arquitectónico que aún hoy puede verse en la ciudad, en forma de hoteles, villas y edificios de alquiler.
¿Qué significa esto para la ciudad?
Con la inscripción de la ciudad de Niza en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, ya son 48 los bienes culturales y naturales franceses que figuran en ella.
Aunque el destino ya es conocido por su ubicación en el mar Mediterráneo y su proximidad a los Alpes, este reconocimiento mundial pondrá de relieve la diversidad del patrimonio de Niza.
Esta clasificación afecta a una gran parte de la ciudad. El perímetro clasificado abarca algo más de 500 hectáreas e incluye el Paseo de los Ingleses, pero también el Muelle de los Estados Unidos, el Monte Boro, las colinas de Cimiez y Baumettes, sin olvidar la Catedral de San Nicolás (una catedral ortodoxa apodada "la iglesia rusa" por los nizardos).
Aunque esta inscripción no proporciona a la ciudad ninguna ayuda financiera por parte de la UNESCO, sí le otorga obligaciones en materia de urbanismo y respeto a un pliego de condiciones para mantener este patrimonio en buen estado.
En concreto, esto significa que dentro de la zona catalogada, los permisos de demolición y construcción tendrán que obtener el visto bueno del arquitecto de los edificios de Francia.
Las repercusiones turísticas deberían ser importantes, ya que los lugares incluidos en la lista de la UNESCO son muy populares entre los turistas extranjeros, especialmente los japoneses. Este listado podría impulsar el turismo de invierno, que es menos conocido.
Lejos de dormirse en los laureles y a la sombra de sus palmeras, la ciudad de Niza ya trabaja en otra candidatura: su ambición es convertirse en capital europea de la cultura en 2028, como lo fue Marsella en 2013.