Algunos turistas son alérgicos al camping porque les desagrada la idea de dormir en una tienda de campaña, con solo la comodidad de su colchoneta. Afortunadamente, para aquellos que no quieren renunciar a su comodidad, ahora existe una nueva forma mucho más agradable de pasar sus vacaciones en plena naturaleza: ¡el glamping! Aquí hay un resumen de las similitudes y diferencias entre estas dos formas de alojamiento al aire libre.
El glamping está dirigido a todos.
A diferencia del camping, que a veces implica dormir en condiciones espartanas, al límite del survivalismo o de la aventura en el bosque, el glamping es un alojamiento al aire libre adaptado a todo tipo de público.
Se dirige a todos los turistas, incluso a los más mimosos, y les ofrece la oportunidad de disfrutar de una noche bajo las estrellas y despertar con el canto de los pájaros. Este concepto habría sido inventado por los actores del turismo para atraer a un nuevo tipo de cliente a los campings, buscando un cierto nivel de comodidad y servicios.
Gracias a esta fórmula más cómoda y lujosa, es posible conciliar la belleza y la tranquilidad del entorno natural con una verdadera cama, duchas privadas de agua caliente y un alojamiento acogedor.
En resumen, esta fórmula ofrece todas las ventajas del camping (la proximidad a la naturaleza, la tranquilidad y el cambio de escenario), sin los inconvenientes (el refugio improvisado que se moja, el saco de dormir incómodo y los dolores de espalda que resultan de ello).
El glamping es más caro.
Lo entenderán, el glamping (nombre inventado a mediados de los años 2000 a partir de las palabras "glamour" y "camping") es una forma de alojamiento al aire libre más lujosa.
A cambio del confort y los servicios ofrecidos, este tipo de alojamiento es más caro que una simple parcela en un camping para su tienda o caravana...
Las viviendas ofrecidas, que siempre se encuentran lo más cerca posible de la naturaleza, pueden ser lujosas como un lodge o inusuales, como una yurta, una cabaña en los árboles o una burbuja transparente.
Existen de todo tipo, pero tienen en común ofrecer mayor comodidad a los vacacionistas, especialmente una cómoda ropa de cama, agua corriente y instalaciones sanitarias privadas.
El precio por noche varía según el tipo de alojamiento, la ubicación geográfica y la amplitud de los servicios ofrecidos. En cualquier caso, la tarifa se acerca más a la de una noche de hotel que a una simple parcela de camping.
El glamping no deja de ser ecológico.
Aunque ofrece condiciones más cómodas que acampar en plena naturaleza, el glamping sigue siendo una forma de turismo eco-responsable.
Estos alojamientos al aire libre suelen estar ubicados en un entorno verde, entre árboles o junto al agua, y los propietarios se esfuerzan por preservar este entorno privilegiado. Cada vez más hoteleros al aire libre intentan conciliar comodidad y ecología optando por instalaciones como baños secos y duchas solares.
En los alojamientos originales, la electricidad no es sistemática y tampoco hay wifi, lo que permite a los vacacionistas estresados disfrutar de una desconexión digital bien merecida, desconectados por completo de su trabajo y su correo electrónico.
Al elegir esta fórmula en auge en los últimos años, limitas tu impacto ecológico y disfrutas de unas vacaciones al aire libre y en contacto con la naturaleza, sin tener que sufrir los caprichos del clima y la incomodidad de un campamento minimalista... ¿Qué más se puede pedir?