Todo el mundo ha oído hablar de la enfermedad de Parkinson, pero pocas personas conocen con precisión la incidencia y los síntomas de esta enfermedad neurodegenerativa crónica. En este 11 de abril, día mundial dedicado a esta patología, hemos enumerado 5 ideas equivocadas que aún se escuchan con demasiada frecuencia sobre los pacientes con Parkinson.
Parkinson es una enfermedad rara.
Si clasificas la enfermedad de Parkinson entre las enfermedades raras, ¡estás muy equivocado! En Francia, casi 300.000 personas están afectadas por esta enfermedad neurodegenerativa.
Esta patología afecta a 1 adulto de cada 250 y es la segunda causa de discapacidad motora después de los accidentes cerebrovasculares o AVC.
Aún más preocupante, el número de pacientes afectados está aumentando constantemente y 25.000 nuevos casos se declaran cada año.
2- Esta enfermedad solo afecta a personas mayores.
Según otra idea muy extendida, la enfermedad de Parkinson solo afecta a personas mayores... ¡Pero de hecho, esta afirmación es completamente falsa! El 30% de los pacientes con Parkinson son afectados por esta enfermedad antes de los 60 años. Algunos pacientes comienzan a presentar síntomas a los 40 años o incluso a los 30 años. En general, los primeros signos de la enfermedad aparecen alrededor de los 60 años. Es por eso que la mayoría de los pacientes con Parkinson son personas mayores.
3- Los temblores son el principal síntoma de la enfermedad.
La mayoría de las personas asocian la enfermedad de Parkinson con los temblores. Aunque el temblor en reposo es el signo más visible de la enfermedad, un tercio de los pacientes afectados no tiemblan en absoluto.
Con frecuencia, las personas que presentan temblores creen que sufren de Parkinson, pero puede tratarse simplemente de ansiedad, exceso de cafeína o un síntoma de abstinencia al alcohol, por ejemplo...
Según los médicos, este síntoma no es el más común y otros signos característicos de la enfermedad son mucho más desconocidos por el público en general. Es especialmente el caso de la lentitud de los movimientos (que afecta al 9 de cada 10 pacientes) y las sensaciones de rigidez (que afectan al 85% de los pacientes con Parkinson).
Además, los trastornos psicológicos como la ansiedad, el estrés y la depresión también son síntomas de la enfermedad. Se estima que más del 50% de los pacientes recién diagnosticados con Parkinson sufren de depresión.
4- Esta enfermedad afecta la memoria.
A diferencia de la enfermedad de Alzheimer, esta otra enfermedad neurodegenerativa bien conocida por el público en general, la enfermedad de Parkinson no afecta la memoria.
Esta idea errónea es el resultado de una confusión entre Alzheimer y Parkinson, cuando en realidad son dos patologías muy diferentes.
Los pacientes con Parkinson no tienen problemas de memoria, pero presentan dificultades para concentrarse y planificar. Si no están atentos, les resulta difícil retener información, lo que puede dar la impresión a su entorno de que su memoria está afectada.
5- Esta enfermedad no tiene cura.
La enfermedad de Parkinson no tiene cura, pero no es mortal y es posible vivir con esta patología hasta el final.
Aunque no se sabe cómo curar esta enfermedad, se puede tratar con medicamentos así como con sesiones de fisioterapia y logopedia.
Para aproximadamente el 10% de los pacientes, también es posible realizar una operación quirúrgica llamada estimulación cerebral profunda. Esta intervención, que consiste en implantar dos electrodos en el cerebro para estimular la zona afectada por la enfermedad, mejora considerablemente la calidad de vida de los parkinsonianos.
Cuando la enfermedad se diagnostica en una etapa temprana, se puede seguir viviendo casi normalmente. Los pacientes deben obtener un permiso médico favorable para poder seguir conduciendo.
Por otro lado, no hay ninguna contraindicación para practicar deportes como gimnasia adaptada, yoga, caminar, ping-pong o nadar. Incluso se recomienda encarecidamente continuar con la actividad física adaptando su práctica según el estadio de la enfermedad.
Los médicos saben hoy en día que cuanto más se mueven los enfermos, más conservan sus funciones motoras y su autonomía durante mucho tiempo. Estudios han demostrado que ejercicios físicos adaptados permiten mejorar la movilidad, el equilibrio y la fuerza muscular, así como las funciones cognitivas de los pacientes.