Tanto si estás soltero como si tienes una relación, es posible que tengas el mito de la pareja perfecta muy arraigado en tu mente. Esta fantasía no sólo es un modelo inverosímil de la realidad, sino también una idea perjudicial para el amor verdadero. Le explicamos por qué debe desconfiar de este ideal inalcanzable.
La pareja perfecta no existe
Cuando se trata del amor, muchos de nosotros tenemos una imagen de la pareja perfecta, cuyo amor permanecería eternamente apasionado. Creemos en este ideal tanto más cuanto que es alimentado constantemente por películas, libros, Series de televisión y anuncios.
Pero este amor perfecto que se nos da como ejemplo es, de hecho, sólo una fantasía, alejada de la realidad de la vida conyugal. En el amor, como en otros ámbitos, debemos desconfiar de los estereotipos que nos impone nuestra sociedad o cultura.
En la vida real, estar en pareja significa aceptar las diferencias, las dudas, las discusiones y los cuestionamientos. La "pareja perfecta" tal y como la imaginamos no existe y eso es bueno.
No te impongas un modelo inalcanzable
Buscar la pareja "ideal" que marque todas las casillas y/o esforzarse por formar la pareja "perfecta" no sólo es una fantasía sino también un patrón que puede dañar tu relación.
Este mito de la pareja perfecta es un mandato impuesto desde fuera. Es una representación de la pareja que la sociedad o nuestra cultura nos da como modelo.
Pero, por supuesto, la relación singular que formará con su pareja nunca se corresponderá completamente con este ideal. Por eso, lo mejor es llorar esta búsqueda de la perfección.
En lugar de intentar parecerse a algún modelo, es mejor aceptar que cada pareja es diferente y que su relación evolucionará con las experiencias compartidas y el paso del tiempo.
Hablando de tiempo, también conviene señalar que no hay una fórmula secreta para hacer que una pareja dure. Algunas parejas que duran son muy fusionadas y otras muy independientes... Depende de cada pareja encontrar la medida adecuada para mantener viva la llama.
No busques un manual de instrucciones para una relación exitosa
El mito de la pareja perfecta también implica que hay una serie de instrucciones que hay que seguir para que la relación sea un éxito. Pero la vida real no es un cuento de hadas y no sabes de antemano cuál será tu historia de amor.
La relación apasionada del principio, cuando te enamoras, está destinada a evolucionar con el tiempo. Esta primera fase llamada fase de idealización no dura más de dos o tres años.
Es cuando la pasión temprana se desvanece cuando comienza el verdadero amor. Esta fase de desilusión puede ser aterradora, sin embargo es la fase que te permite descubrir realmente a tu pareja y aprender a lidiar con sus defectos y complejidad.
Tendrás que superar esta fase si quieres que tu relación sea duradera y siga siendo satisfactoria a pesar de las pruebas y tribulaciones.
Aceptar la diferencia e improvisar
Como ves, el mito de la pareja ideal no es el ejemplo a seguir para que tu relación dure. Este modelo de perfección que nunca podrás igualar puede incluso ser perjudicial para vuestra relación.
En lugar de denigrar tu propia relación en comparación con este ideal, es mejor reconocer la singularidad y originalidad de la relación que tienes...
Para que su relación perdure en el tiempo, lo mejor es :
- no tener expectativas demasiado altas (tu pareja no es el príncipe azul, es una persona real ;-))
- para no dar por sentado tu amor para siempre
- no encierre a su pareja en la imagen que tiene de él o ella, sino permítale evolucionar, hacer cosas nuevas y sorprenderle
- aceptar que sois dos individuos distintos, con diferencias
- aceptar que nunca se sabe de antemano lo que va a pasar
En resumen, una pareja no es una entidad perfecta, fija e inmutable, sino una creación conjunta, que construís juntos.
En efecto, una pareja pasa constantemente por etapas de la vida, como la realización de proyectos conjuntos o el nacimiento de hijos, y en cada etapa se reconstruye y renueva.
Cada uno tiene su parte de responsabilidad en la pareja y debemos avanzar juntos, lo que no impide que cada cónyuge cultive su propio jardín secreto (intereses personales, por ejemplo).