Controlar el clima para hacer llover a pedido o para luchar contra el granizo es una vieja fantasía de la humanidad. Desde los años 1950, este sueño se ha hecho realidad gracias a la técnica de siembra de nubes. Sin embargo, esta manipulación de las nubes con el fin de modificar el tiempo no está exenta de peligros. Explicaciones.
1- ¿En qué consiste la siembra de nubes?
La siembra de nubes es una técnica que consiste en agregar aerosoles o pequeñas partículas en las nubes con el fin de influir en las precipitaciones y modificar el clima.
Con mayor frecuencia, se utilizan partículas de yoduro de plata. Estas son vertidas por aviones que pasan por encima de las nubes o enviadas desde el suelo mediante enormes cañones llamados generadores. En ambos casos, las partículas vertidas en las nubes interactúan con el vapor de agua ya suspendido en el aire.
Esta manipulación humana permite, entre otras cosas, controlar las lluvias, dispersar la niebla o incluso disminuir el tamaño del granizo y, por lo tanto, la magnitud de los daños que podría causar.
2- ¿Cuándo comenzó la manipulación de las nubes?
La técnica de siembra de nubes fue desarrollada en Estados Unidos en 1946. Se aplicó por primera vez ese mismo año para provocar una lluvia artificial mientras la sequía azotaba la región de Nueva York.
A partir de los años 1950, esta manipulación de las nubes también se utilizó con el fin de reducir el tamaño del granizo y minimizar los daños causados por el granizo en los cultivos.
En 1951, la Asociación Nacional de Estudios y Lucha contra las Plagas Atmosféricas (ANELFA) fue creada en Francia para aplicar esta técnica y medir sus efectos. Hoy en día, esta asociación todavía lleva a cabo operaciones de desencadenamiento de lluvia y granizo a petición de los agricultores franceses.
En las décadas de 1950 y 1960, esta técnica también se utilizó con fines militares durante la guerra de Indochina y la guerra de Vietnam. Permitió desencadenar la lluvia para ralentizar a las tropas enemigas. Cuando esta información se hizo pública en 1971, se reunió una convención de la ONU que prohibió modificar el clima con fines militares.
3- ¿Qué países utilizan la siembra de nubes?
Hoy en día, la técnica de siembra de nubes para combatir el granizo se utiliza en todos los continentes, desde Australia hasta América del Norte, pasando por Italia y Brasil.
Paralelamente, Rusia y China ya han utilizado esta técnica para extinguir incendios forestales o por razones más triviales. Estos dos países tienen la costumbre de provocar la lluvia la víspera de grandes eventos (ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín o desfiles militares), para asegurarse de tener buen clima el día del evento...
Si bien China es considerada líder mundial en la manipulación de nubes, más de 50 países en el mundo están interesados en esta técnica e invierten dinero en el control de nubes. Este es, por supuesto, el caso de los países de zonas áridas y semiáridas del planeta, como Australia, Emiratos Árabes Unidos, Marruecos y Etiopía.
Ya en 2004, la Organización Meteorológica Mundial contabilizaba más de 100 proyectos de modificación artificial del clima en el mundo. Con el calentamiento global, la tentación de controlar el clima probablemente aumentará.
4- ¿Cuáles son los peligros de la siembra de nubes?
Aunque la siembra de nubes se ha utilizado durante más de medio siglo y ha demostrado su utilidad en ciertas circunstancias, esta técnica de manipulación de nubes es controvertida.
Responde al viejo sueño de la humanidad de controlar el clima y usarlo en su beneficio, en el marco de actividades sensibles al clima como la agricultura o la organización de eventos al aire libre. Pero no está exenta de consecuencias sobre el medio ambiente y sobre el equilibrio geopolítico del planeta.
Por un lado, el yoduro de plata utilizado para desencadenar las precipitaciones forma parte de los metales pesados y constituye una sustancia tóxica para las especies acuáticas, lo que ha llevado a los científicos a buscar alternativas como el cloruro de calcio.
Por otro lado, hasta la fecha no se sabe medir y controlar todas las consecuencias de esta técnica, en particular el riesgo de desencadenar lluvias demasiado abundantes e inundaciones o el riesgo de secar una región vecina. En 2018, Irán acusó a los Emiratos Árabes Unidos de “robar su lluvia”.
Debido a los posibles efectos negativos sobre el medio ambiente y el equilibrio geopolítico del mundo, algunas personas como el jurista y novelista Mathieu Simonet abogan por que las nubes se consideren un bien común de la humanidad. Si algún día fueran inscritas en el patrimonio mundial de la UNESCO, ningún país podría decidir unilateralmente manipularlas…