La máquina de diálisis, que ha salvado la vida de millones de pacientes con insuficiencia renal, fue desarrollada por el Dr. Willem Kolff en 1943. Con motivo del 80 aniversario de esta innovación médica, les proponemos hacer un recorrido por la historia de esta invención revolucionaria.
Una idea genial pero controvertida.
Willem Kolff, nacido en 1911 en los Países Bajos, era disléxico y más bien mal estudiante. Sin embargo, su nombre ha pasado a la historia como un inventor médico de genio. Hoy es reconocido como el padre del primer órgano artificial.
En 1938, al finalizar sus estudios de medicina, quedó traumatizado por la muerte de un paciente de 22 años a causa de una insuficiencia renal aguda. Entonces tuvo la idea de crear una máquina para limpiar la sangre de los pacientes de toxinas y sustituir los riñones fallidos. Si el riñón ya no puede hacer su trabajo, ¿por qué no podría hacerlo una máquina en su lugar?
Pero la idea revolucionaria del Dr. Kolff no fue unánimemente aceptada por sus colegas. Sus compañeros no creían en este método y lo desanimaron firmemente de continuar con sus investigaciones.
La invención del riñón artificial.
A pesar de las dudas que le suscita su intuición, Willem Kolff se aferra a su idea y fabrica, en un taller improvisado, **un dispositivo rotativo en el cual la sangre es fluidificada y filtrada**. Su máquina de diálisis se parece a una lavadora con un tambor y utiliza tripa de salchicha como membrana para purificar la sangre.
Financia él mismo sus experimentos y, con perseverancia, el joven médico desarrolla **el primer prototipo de riñón artificial en 1943**. En esa época, los Países Bajos están ocupados por los alemanes y escasean los materiales.
Tendrá que esperar hasta 1945 para que su invención, emprendida tres años antes, sea coronada con éxito. El Dr. Willem Kolff logra desarrollar una hemodiálisis y **salvar la vida de una paciente de 67 años** afectada de insuficiencia renal aguda. Esta primera victoria es un avance importante en la historia de la medicina. De hecho, en esa época, la insuficiencia renal era una patología mortal.
Un reconocimiento internacional.
Al día siguiente de la Segunda Guerra Mundial, el holandés Willem Kolff emigra a los Estados Unidos. Varios ejemplares de su máquina de diálisis cruzan el Atlántico con él, para unirse al hospital Peter Bent Brigham de Boston.
En ese lugar, su invención es objeto de perfeccionamientos técnicos y toma el nombre de riñón artificial de Kolff-Brigham. Entre 1954 y 1962, máquinas mejoradas son enviadas desde Boston hacia 22 hospitales en el mundo. El riñón artificial o hemodiálisis se convierte en el tratamiento de referencia para los pacientes afectados por insuficiencia renal crónica y aguda.
En Francia, la primera diálisis fue realizada en el hospital Necker-Enfants malades en 1954. Hoy en día, la máquina de diálisis se ha modernizado mucho. Está equipada con sistemas de monitoreo y gestión de datos pero todavía funciona según el principio de depuración de la sangre imaginado por Willem Kolff.
El célebre médico holandés nos dejó en 2009, cubierto de numerosos reconocimientos. En particular, recibió en 2002 el premio Lasker por sus trabajos sobre el riñón artificial. Este premio internacional, que recompensa a personalidades de la investigación médica clínica y fundamental, es generalmente considerado como la antesala de los premios Nobel de fisiología o medicina.