Las semillas germinadas no son solo decoraciones delicadas que se colocan en la superficie de las ensaladas o las tostadas de temporada. Estos pequeños filamentos también son superalimentos ya que concentran las vitaminas y las proteínas inicialmente presentes en la semilla. Si no sabes por dónde empezar, aquí tienes cuatro semillas fáciles de germinar en casa.
1- La alfalfa
La alfalfa es un elemento esencial en la sección de semillas germinadas en las tiendas de productos orgánicos. Detrás de este nombre exótico, que nos llega de los países anglosajones, se esconde una semilla muy extendida en Francia: la lucerna.
A diferencia de otras semillas como las lentejas o el trigo sarraceno, la alfalfa solo es comestible en su forma germinada. Esta pequeña semilla contiene un aminoácido tóxico para los humanos que desaparece después de la germinación.
Por lo tanto, hay que esperar en promedio 5 días, el tiempo necesario para que el germen se desarrolle, antes de esparcir esta semilla sobre los platos. Las semillas germinadas de alfalfa tienen un sabor verde y refrescante.
También son particularmente ricas en proteínas, con un contenido del 20 %, en minerales y oligoelementos como el fósforo, el calcio, el potasio, el hierro y el magnesio, en vitaminas y antioxidantes.
Para aprovechar este tesoro de nutrientes, es necesario conservar los brotes un máximo de dos días en el refrigerador y utilizarlos preferentemente en preparaciones frías como ensaladas, sopas frías y tostadas.
2- Las lentes
Las lentejas son legumbres consumidas por la humanidad desde la prehistoria. Pero, ¿sabías que también es posible consumirlas en forma de semillas germinadas?
Puedes usar indistintamente lentejas rubias o lentejas verdes. Están entre las semillas más fáciles de cultivar. En ambos casos, debes pensar en remojarlas durante al menos 12 horas antes de germinarlas.
Estas semillas se pueden consumir tan pronto como aparezca el brote o cuando el tallo alcance los 3 cm de altura. Una vez germinadas, se conservan una semana en el refrigerador.
Las lentejas germinadas son una fuente de proteínas, hierro y vitaminas A, B, C y E. Tienen un sabor suave y ligeramente amargo.
3- Las semillas de rábano
Las semillas de rábano tardan 6 días en germinar y se distinguen de otras semillas germinadas por su pequeño sabor picante. Son muy apreciadas por todos aquellos que les gusta el wasabi y la mostaza. ¡Es por eso que a veces se incorporan en las hamburguesas y se sirven sobre tostadas con mantequilla como acompañamiento de mariscos!
Si optas por semillas de rábano morado, estos pequeños filamentos violetas aportarán sabor y color a tus preparaciones. Siempre que se almacenen bien fríos, puedes conservarlos hasta 10 días después de la germinación.
Además de ser sabrosos y decorativos, los brotes de rábano son concentrados de vitaminas y minerales como hierro, calcio y zinc. Su riqueza en azufre les confiere numerosos beneficios para la salud y una acción desintoxicante a nivel del hígado y los riñones. Incluso se les atribuyen propiedades descongestionantes de la esfera ORL.
4- Las semillas de girasol
Todos aquellos que aman masticar semillas de girasol en el aperitivo van a adorar hacerlas germinar. Al germinar, su contenido en vitaminas y minerales aumenta. Pero mantienen su crujiente y su aroma.
Las semillas de girasol contienen un 18 % de proteínas y un 55 % de lípidos, de los cuales el 85 % son ácidos grasos insaturados. También aportan fibra, vitaminas B, D y E y minerales como el magnesio, el cobre, el zinc y el hierro.
No siempre se piensa en ellas cuando se quiere empezar en el cultivo de semillas germinadas y sin embargo, las semillas de girasol son ideales para principiantes. De hecho, germinan muy rápido, en solo dos días aproximadamente.