Las estrellas fugaces fascinan al gran público y pueden incitar a más de un observador maravillado a iniciarse en la astronomía. Este fenómeno celeste espectacular se debe a polvo de asteroides o cometas que la Tierra atraviesa. Las Perseidas son una de las lluvias de estrellas fugaces más antiguas registradas por escrito. También son uno de los fenómenos más mágicos del año. ¡Prepárate para asombrarte: es en el mes de agosto cuando puedes observarlas!
Entre los diferentes fenómenos astronómicos que se pueden admirar en el cielo en verano, uno de los más famosos es la lluvia de estrellas de las Perseidas.
Las Perseidas son estrellas fugaces visibles desde la Tierra. Cada uno de estos fenómenos luminosos acompaña la entrada de un cuerpo extraterrestre o meteoroide en la atmósfera terrestre.
Los granos de polvo penetran en la atmósfera a aproximadamente 59 km/s. Se consumen y se vuelven luminosos a 115 km de altitud hasta aproximadamente 90 km, luego se apagan.
Las estrellas fugaces tienen dos orígenes. Cuando son esporádicas, se trata de polvo de asteroides que entra en la atmósfera. Pero cuando son en enjambres, como las Perseidas, son causadas por polvo proveniente de cometas, que la Tierra atraviesa.
Más precisamente, las Perseidas provienen de los restos del Cometa Swift-Tuttle, identificado en 1862.
El nombre de este Cometa hace referencia a los dos astrónomos que lo observaron: Lewis Swift y Horace Parnell Tuttle.
El nombre Perseidas se ha dado a este fenómeno astronómico porque las estelas de la lluvia de estrellas parecen provenir de la constelación de Perseo situada en el hemisferio norte.
Estas lluvias de estrellas fugaces también tienen otro nombre más poético: Las Lágrimas de San Lorenzo. De hecho, la fiesta de San Lorenzo de Roma se celebra el 10 de agosto, aproximadamente en el momento en que este fenómeno puede ser observado con un máximo de intensidad. Más de 100 meteoros por hora en promedio son observados durante este período.
Los primeros escritos que mencionan estas lluvias de estrellas fugaces datan del año 36 en China. En Europa, los rastros escritos más antiguos se remontan al año 811. A partir de 1779, se realizaron observaciones sistemáticas, pero hubo que esperar más de un siglo para que Giovanni Schiaparelli identificara el origen del fenómeno: los restos del cometa Swift-Tuttle, cuya órbita es sensiblemente la misma.
Las Perseidas son visibles en el hemisferio norte durante la temporada estival y más específicamente en el mes de agosto.
Cada año, los restos del cometa Swift-Tuttle se encuentran con la atmósfera terrestre a partir del 17 al 20 de julio y el fenómeno continúa hasta el 25 de agosto aproximadamente.
Entonces se pueden ver lluvias de estrellas fugaces en el cielo a simple vista, con un máximo entre el 11 y el 13 de agosto.
Las estelas de las estrellas fugaces son bien visibles en el cielo nocturno. Sin embargo, si buscas condiciones óptimas de observación, ten en cuenta que un cielo claro, sin nubes, sin luna y con la menor cantidad de luz posible a su alrededor es lo ideal para ver bien las Perseidas.
Elige un lugar lejos de las ciudades y de la contaminación lumínica en general. Para saber si el lugar es adecuado para observar este fenómeno, ubica las estrellas de la Osa Menor.
La mejor hora para verlas es después de la medianoche, idealmente entre la 1 y las 3:30 de la madrugada. Desafortunadamente para los madrugadores, al principio de la noche, los meteoros son demasiado rasantes para ser visibles.
Para concluir, aquí tienes algunos consejos a tener en cuenta para los fotógrafos:
Un cielo muy oscuro (por lo tanto, lejos de las grandes ciudades)
Paciencia
Prefiere un objetivo de 50 mm o gran angular (Apertura al máximo / Focal a infinito)
Fija tu cámara en un trípode
Prueba exposiciones largas de 5 a 10 minutos apuntando la cámara hacia la región del cielo donde puedes observar el fenómeno.
Si tienes un poco de suerte, capturarás la imagen de una estrella fugaz atravesando el campo durante el tiempo de exposición.
Autor Audrey el 01 April 2024
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