Ahora que se acerca el nuevo curso escolar, ¿ha pensado en inscribir a sus hijos en el judo? Además de los beneficios para la salud, como la flexibilidad, la coordinación y el equilibrio, esta disciplina tiene la ventaja de inculcar a los niños un verdadero código de honor. Los 8 valores morales del judo tienen un gran valor educativo, tanto en el marco de este deporte como fuera de él.
Un código moral inspirado en los samuráis
Si el judo es una actividad deportiva apreciada tanto por los padres como por los hijos, no es sólo para canalizar la energía de los niños y proporcionarles beneficios físicos.
Este arte marcial también tiene un verdadero interés educativo ya que permite transmitir todo un conjunto de valores a los niños que lo practican.
Los valores morales del judo, que se inspiran en el código moral de los samuráis japoneses, son ocho. A continuación los describiremos con más detalle.
8 valores cardinales a cultivar
Al contrario de lo que se podría pensar, la confrontación física no es el objetivo principal de esta disciplina. En el judo, la lucha es sólo un pretexto para que los practicantes adquieran un mejor autocontrol.
Para conseguirlo, el judoka se esfuerza por aplicar en su vida diaria y en el dojo los siguientes 8 valores morales:
- modestia
- la educación
- sinceridad
- amistad
- autocontrol
- valor
- respeto
- honor
Una práctica basada en el respeto
Los 8 valores morales del judo dictan la actitud que el practicante debe tener en el dojo.
Por ejemplo, la modestia consiste en no presumir cada vez que se derriba a un rival. Invita al practicante a saber reconocer sus puntos débiles y a tener en cuenta las críticas para progresar.
La politización implica llegar a tiempo a cada clase, ser educado con el profesor y callar cuando éste habla, pero también saludar a los contrincantes antes y después de cada ejercicio. En el judo, todo enfrentamiento comienza y termina siempre en silencio y con una reverencia.
Sinceridad es no mentir y no engañar. Implica aceptar todos los aspectos de esta actividad deportiva, incluidas las emociones desagradables como el miedo, la ira o el orgullo herido.
La amistad también forma parte del código moral de esta disciplina porque el judo permite convertirse en un mejor camarada y formar muchas amistades fuertes.
El autocontrol consiste en controlar las propias emociones. Se pide a los profesionales que mantengan la calma y escuchen a los demás en cualquier circunstancia. Según el código moral de este deporte de combate, el judoka debe tener la misma actitud tranquila en la victoria que en la derrota.
El valor consiste en perseverar incluso en las dificultades, hacer siempre lo que uno cree que es correcto y, por supuesto, no tener miedo a perder.
El respeto es el valor que atraviesa todos los demás. Consiste en no pensar sólo en uno mismo, en saber ponerse en el lugar de los demás y reconocer su valor. En el judo, uno debe aprender a respetar a su maestro y a sus compañeros de entrenamiento, pero también a sus oponentes.
El honor consiste en ser fiel a la palabra dada, estar dispuesto y ser digno de confianza. En el dojo, este valor se refleja principalmente en la actitud del judoka hacia los demás. Cada alumno debe ser amable con los demás y estar siempre dispuesto a hacer todo lo posible para progresar.
Un código de conducta dentro y fuera del dojo
Más allá de los innegables beneficios de la actividad física para la salud, el judo es beneficioso para los niños por los valores que transmite.
La filosofía de este arte marcial permite que todos los practicantes crezcan, ya sean jóvenes o mayores.
De hecho, cuando un judoka aplica los 8 valores morales del judo en el dojo, acaba adoptando este código de honor fuera, en su vida cotidiana. Más que un deporte, el judo es por tanto una escuela de vida.