El martes 9 de noviembre, el astronauta francés Thomas Pesquet regresó a la Tierra tras seis meses en la Estación Espacial Internacional. Pero dejar la ingravidez para volver a la gravedad terrestre no está exento de efectos secundarios desagradables. Aquí descubrimos el tipo de nostalgia que sufren los astronautas cuando vuelven del espacio.
Una rehabilitación necesaria
A su regreso a nuestro Planeta Azul, Thomas Pesquet, de 43 años, se someterá a toda una batería de pruebas médicas. También tendrá que readaptarse a la vida en la Tierra.
Tras unos 200 días a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS), el astronauta francés tendrá que volver a aprender a ponerse de pie, como un niño pequeño que aprende a montar en bicicleta.
En la ISS, los astronautas se desplazan flotando, sin ningún esfuerzo físico. Ejercen mucha menos presión sobre sus músculos y huesos.
Thomas Pesquet y sus compañeros llevan seis meses sin pisar tierra, lo que también afecta al sistema de equilibrio del oído interno.
Por regla general, al cabo de unas horas o de un día como máximo, las personas que regresan de la ISS pueden caminar por sí mismas, pero tardan unos días en poder volver a correr.
Los desagradables síntomas de la enfermedad de la tierra
En las primeras horas después de aterrizar frente a la costa de Florida, Thomas Pesquet experimentó, por segunda vez, mareos.
Afortunadamente para él, los médicos han observado que cuando un astronauta vuela por segunda vez, es un poco más fácil que la primera.
Los síntomas de esta enfermedad han sido estudiados y ahora son bien conocidos:
- náuseas severas, incluso vómitos
- pérdida de equilibrio
- gran fatiga
- dolor muscular.
En cuanto regresan a nuestro planeta, los astronautas vuelven a la gravedad terrestre y todo su cuerpo parece pesar mucho: la cabeza, los brazos y las piernas.
Es probable que su presión arterial sea baja porque, en gravedad cero, la sangre fluye en una dirección diferente. Si es demasiado baja, existe incluso un riesgo de síncope.
Por eso, en las primeras horas consideradas "críticas", los médicos vigilan estrechamente a los astronautas y su presión arterial.
También les hacen pruebas neurológicas porque sus cuerpos han estado flotando durante seis meses en gravedad cero y su sistema de equilibrio tiene que volver a acostumbrarse a la gravedad.
Tras el aterrizaje, algunos astronautas son incapaces de ponerse en pie debido a esta pérdida de equilibrio, pero también a la pérdida de masa muscular y ósea.
Por eso los astronautas van acompañados por un acompañante, que se encarga de apoyarlos y ayudarlos a desplazarse. Hay que evitar que se lesionen al caerse, sobre todo porque la pérdida de densidad ósea aumenta el riesgo de fractura.
Existen medidas preventivas
Para evitar que el regreso a la Tierra sea demasiado violento para los astronautas, los científicos lo anticipan desde el inicio de la misión.
A bordo de la ISS, los miembros de la tripulación deben hacer dos horas de deporte al día, en forma de ejercicios de pesas, ciclismo o carrera.
Antes de regresar a la Tierra, también deben beber agua salada para aumentar artificialmente su volumen sanguíneo: esto rehidrata el cuerpo y evita el síncope a su regreso.
Gracias a estas medidas de prevención del mareo, la mayoría de los astronautas recuperan sus funciones en pocas horas, incluso tras una estancia de varios meses en microgravedad.
El oído interno y la masa muscular tardan un poco más, y aún más el sistema óseo, que tarda varias semanas en recuperar su masa inicial.
La forma en que cada astronauta experimenta este regreso a la Tierra es difícil de predecir porque los síntomas varían según el individuo, la calidad de su preparación y su entrenamiento.
Un programa de fitness
Tras someterse a los primeros exámenes médicos en Houston, Thomas Pesquet volará a Colonia (Alemania), donde tiene su sede la Agencia Espacial Europea (ESA).
De hecho, aunque haya regresado a la Tierra, la misión de Thomas Pesquet no ha terminado. Tendrá que seguir haciendo deporte para recuperar su masa muscular y ósea inicial.
El astronauta francés seguirá un intenso programa de fitness durante tres semanas para recuperar todas sus funciones y mantenerse en buen estado de salud.
Tendrá que volver a trabajar los músculos que sostienen su columna vertebral y que han estado inactivos durante 6 meses. Al mismo tiempo, los médicos seguirán controlando su flujo sanguíneo, su visión y su sistema inmunitario. Su sistema inmunológico, debilitado tras su estancia en el espacio, tardará unas dos semanas en recuperarse.
El astronauta también servirá de "conejillo de indias" para la ciencia. Se le estudiará desde todos los ángulos para recoger datos científicos sobre el efecto de la microgravedad en el cuerpo humano.
Este exigente programa no le impedirá ver a sus seres queridos. Después espera tomarse una merecida semana de vacaciones, la primera en muchos meses.