Con el creciente entusiasmo de los franceses por la jardinería, el consumo de tierra y otros medios de cultivo no deja de aumentar. Pero algunos materiales naturales utilizados como sustrato no son recursos renovables. Se explica por qué debería evitar usar turba en su jardín.
¿Qué es la turba?
La turba es una materia natural resultante de la lenta descomposición de restos vegetales en un ambiente húmedo y ácido. Se utiliza en jardinería para aligerar los suelos pesados y enriquecerlos. También es un componente frecuentemente incorporado en las bolsas de tierra que se compran en tiendas de jardinería. Se estima que este material natural no renovable representa más del 50% del volumen total de los soportes de cultivo (como tierra, turba o fibra de coco, por ejemplo) utilizados por los jardineros.
¿De dónde proviene la turba?
La turba, este sustrato ligero muy apreciado por los jardineros, proviene de las turberas, ecosistemas particulares que se encuentran en zonas húmedas. En estos medios húmedos y ácidos, crecen y se descomponen muy lentamente unas musgos llamadas esfagnos.
La descomposición progresiva del esfagno en un medio ácido y muy pobre en oxígeno termina por formar un sustrato muy concentrado en materia orgánica: ¡la turba! Pero este proceso de descomposición es muy lento. Se necesita aproximadamente un siglo para obtener un espesor de 5 cm.
El color de esta materia varía del rubio al negro en función de su edad y de su estado de descomposición más o menos avanzado. En jardinería y agricultura, es la turba marrón la más apreciada por su riqueza en elementos minerales.
¿Por qué proteger las turberas?
Las turberas son medios naturales que tienen una importancia primordial para preservar el medio ambiente. Desafortunadamente, su superficie se ha reducido a la mitad en los últimos cincuenta años tanto en Francia como en el resto del mundo. Una vez que una turbera ha sido explotada, no se renueva.
Cuando están en buen estado, las turberas almacenan mucho más carbono que los bosques y contribuyen a limitar el calentamiento global. Por el contrario, cuando estos medios son explotados para extraer turba y se degradan, emiten gases de efecto invernadero.
Mientras Francia está siendo afectada por una sequía sin precedentes, también hay que destacar que las turberas desempeñan un papel de reservorios de agua de lluvia. Debido a que están compuestas en un 90% de agua y que las esfagnas actúan como verdaderas esponjas, pueden almacenar grandes cantidades. Son capaces de retener el agua durante los períodos de inundaciones y liberarla durante los períodos secos.
Por último, estas zonas húmedas son valiosas para la biodiversidad porque albergan especies raras de plantas y animales. En cuanto a la flora, se encuentran la ligularia de Siberia, la drosera y la grassette que son dos plantas carnívoras! En cuanto a la fauna, se pueden encontrar una libélula rara de hermoso color turquesa (el agrion de lunas) así como numerosas aves, anfibios, reptiles e insectos.
Anteriormente consideradas como zonas inútiles e infértiles, las turberas aparecen hoy como medios húmedos de primera importancia. Es por eso que muchos sitios están ahora protegidos en Europa.
¿Cómo evitar el uso de turba en el jardín?
Ahora que eres consciente de la importancia ecológica de las turberas y de la necesidad de dejar de usar turba en tu jardín, presta atención cuando compres en una tienda de jardinería:
• lee cuidadosamente la composición de un sustrato antes de comprarlo
• evita los que contienen turba
• prefiera los sustratos sin turba, cada vez se encuentran más en las tiendas de jardinería!
Al cambiar simplemente tus hábitos de compra, puedes contribuir a preservar las turberas y, por lo tanto, el medio ambiente.
Con este simple gesto, lograrás tres objetivos con una sola acción, ya que las turberas en buen estado:
• luchan contra el cambio climático
• preservan los recursos hídricos
• albergan una importante biodiversidad
Si te preguntas por qué sustituir la turba en tu jardín, ten en cuenta que la mejor alternativa es hacer tu propio sustrato.
Puedes hacer compost adquiriendo un compostador o hacer sustrato casero con las hojas secas recogidas en tu jardín. Estas dos soluciones tienen la doble ventaja de ser más económicas y, sobre todo, más ecológicas.