Más que simples linternas de papel, las lámparas Akari son íconos del diseño desde hace más de 70 años. Aunque estos luminarios se fabrican según un método ancestral, revisitan las linternas de papel japonesas y las introducen en la modernidad. Aquí hay 5 cosas que debes saber sobre la icónica lámpara Akari.
1- Estas lámparas fueron creadas por un antiguo asistente de Brancusi.
La historia de las lámparas Akari comenzó en Gifu, Japón, en 1951. Esta ciudad es una de las últimas del archipiélago nipón donde todavía se practica la pesca con cormorán en el río Nagara.
Casi todas las noches, los pescadores que perpetúan esta tradición cuelgan linternas en la parte delantera de su barco y las encienden en la oscuridad. Fue al ver este espectáculo que el artista y diseñador nipo-estadounidense Isamu Noguchi tuvo la idea de crear la lámpara Akari en 1951.
No se sorprenda si encuentra que estas luminarias de diseño se parecen a esculturas de papel: ¡su creador Isamu Noguchi (1904-1988) fue asistente del escultor Brancusi!
2- Presentan formas diversas pero un material único.
Las lámparas Akari son luminarias compuestas de papel washi o papel de corteza de morera y una estructura de bambú y metal. Aunque siempre presentan el mismo material, el famoso papel japonés washi, se presentan en innumerables formas depuradas.
Estas luminarias de diseño pueden clasificarse en 5 grandes categorías: las lámparas de mesa, las lámparas de pie, las lámparas de suelo, las suspensiones simples y las columnas. Es por la diversidad y la ligereza graciosa de sus formas que la lámpara Akari ha conquistado el mundo.
3- Su nombre evoca la luminosidad y la ligereza.
El nombre Akari en japonés puede traducirse como “la luz aliada a la ligereza”: ¡una descripción perfecta para estas lámparas a las que el artista Isamu Noguchi dedicó casi 37 años de su vida!
Acerca de esta creación, inspirada en las linternas japonesas tradicionales, Noguchi escribió: “La luz de una Akari se parece a la luz del sol tamizada por el papel shoji. Por la magia del papel, el brillo frío de la luz eléctrica se transforma en la luz eterna del sol. Su calidez continúa así calentando nuestros interiores durante la noche.”
4- Cada lámpara requiere al menos 6 horas de trabajo.
Al igual que los faroles de los pescadores de Gifu se crean a mano a partir de papel washi, las lámparas Akari están todas realizadas a mano. Son el fruto de un saber hacer artesanal perpetuado en Japón desde el siglo VII.
Se necesitan al menos 6 horas de trabajo para dar vida a este objeto, que es a la vez fuente de luz y obra de arte. Desde su comercialización en 1951, estas esculturas luminosas, aéreas y poéticas han tenido un éxito inmediato a nivel internacional.
Muy imitadas desde entonces, las lámparas del maestro nipón siguen siendo muy buscadas, tanto que su taller de fabricación en Japón tiene dificultades para satisfacer la demanda... Hay que decir que estas esculturas de luz con formas depuradas se integran en cualquier decoración y la subliman.
5- Las auténticas lámparas Akari se reconocen por su logotipo.
Hoy en día, existen más de 200 modelos de lámpara Akari con formas más o menos extravagantes. Estas luminarias de diseño todavía se crean a mano en una manufactura familiar ubicada en Gifu.
Si sueñas con adquirir este objeto de culto del diseño, prevé un presupuesto de varios cientos de euros y ¡cuidado con las falsificaciones! Las auténticas lámparas Akari se reconocen por su logotipo. Este logotipo compuesto por un sol y una media luna yuxtapuestos certifica su autenticidad.